Los protectores de cuna acolchados son almohadillas de tela que se fijan al borde de una cuna que son de al menos dos pulgadas de grosor e impiden el flujo de aire. Estas almohadillas están diseñadas originalmente para evitar que la cabeza y las extremidades del bebé se golpeen en los listones de la cuna o se queden atrapados entre ellos. Los protectores de cuna acolchados son tanto los que se venden individualmente o como en un juego de ropa de cuna.
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La Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP), la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor (Consumer Product Safety Commission, CPSC) y el Ministerio de Salud de Canadá aconsejan que no se usen protectores de cuna acolchados desde hace casi 30 años. Las conclusiones de sus investigaciones atribuyeron las lesiones y muertes reportadas a asfixia o estrangulación. Los bebés se consideran como una población de riesgo, por lo que pueden asfixiarse cuando su cara se apoya contra la almohadilla del protector, cuando se encaja entre la almohadilla del protector y otro objeto, como el colchón de la cuna, o cuando sufren una estrangulación por un cordón del protector.
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